Cosmética: etimología
Palabra que une la belleza con el firmamento, la higiene y la técnica
Existen diferentes interpretaciones sobre la etimología de la palabra ‘cosmética’. Una muy bonita es la idea de que los griegos miraban al cielo y encontraban que el universo era bello y, además, estaba ordenado. Y lo llamaron cosmos, que en griego significa orden, belleza, limpieza. De ahí que la palabra cosmética esté compuesta de la palabra κοσμος (cosmos) y el sufijo -ικος (-ico: indica disciplina o actividad).
La procedencia de la palabra sin embargo es variada según el documento que se consulte, aunque en general todo gira entorno a conceptos similares.
Existe la posibilidad de que cosmética pueda contener κοσμος (cosmos) y τεψνε (tekhne), técnica que, traducido de forma algo relajada es “técnica cosmética” o “arte cosmética”.
Esto se refería al arte de los kοσμεται, kosmetai (plural de kοσμετες, kosmetés). El kosmetés era el que vigilaba y ordenaba los gimnasios. Se trataba de esclavos encargados de lavar, perfumar y adornar a las personas que por allí pasaban.
También se denominaba kosmetés a ciertos artesanos cuya ocupación era repasar continuamente los colores de las estatuas, fachadas y columnas de los templos. Sí, toda esa piedra que ahora vemos gris estaba pintada y repintada.
Los griegos vivían entre colores. Y los romanos. Como nosotros. Que en blanco y negro sólo están las películas y fotografías antiguas. Y las nuevas si queremos hacerlas sin color. Y también hay personas que no se maquillan.
Pero cosmética… ¿Quién no utiliza algún producto, aunque sea uno sólo? Un jabón, un ungüento, una loción, un maquillaje.
Cosmética: etimología del griego y el francés
El Diccionario general etimológico de la lengua española de don Enrique Barcia –corregido y aumentado por don Eduardo de Echegaray- indica que cosmética es la higiene que enseña el uso de los cosméticos».
De su etimología dice que ‘cosmético’ proviene del francés cosmétique, producto para hermosear la tez. Y, claro, también acaba en el origen griego Κοσμετιψος, (cosmeticós) de Κοσμεο (cosmeo), adornar, componer.
Este manual de consulta también señala que ‘cosmeto’ es el nombre que algunos alquimistas daban al antimonio.
El antimonio (del latín antimonium, éste del árabe itmid o utmud y éste del egipcio smty), según el Diccionario del Real Academia Española, es un “elemento químico de núm. atóm. 51. Semimetal escaso en la corteza terrestre, se encuentra nativo o en forma de sulfuro. Es duro, quebradizo y de color blanco azulado, aunque algunas variedades alotrópicas son oscuras o casi negras.
Fue utilizado como cosmético, y aleado con diversos metales en pequeñas cantidades les da dureza, como al plomo en los caracteres de imprenta. (Símb. Sb, de su denominación latina stibium).»
En cuanto al término ‘Cosmetología’ podemos afirmar que está dentro del orden de la medicina y el citado diccionario etimológico la define como “parte de la higiene que tiene por objeto la limpieza y aseo del cuerpo y de la ropa. Del griego Κοσμετιψος (cosméticos, que ya hemos visto lo que significa más arriba), y λογος (logos) discurso.
Podemos inferir que la palabra cosmética lleva consigo el orden, la armonía, la disciplina, la belleza y la higiene. Interesante sin duda. Su base, como gran parte de términos de nuestra lengua, es griega.
Experimenta un cambio parcial de significado en el siglo XVI, cuya documentación data de 1556 en latín renacentista y donde se marca ‘cosmética’ como ‘arte del adorno’.
Asimismo, en documento francés de 1555 se incluye cosmétique como ‘relativo al adorno’. Siempre derivado del adjetivo griego κοσμετος, kosmetós, ‘ordenado’, ‘bien arreglado’.